Introducción: Esfuerzo, valentía y compromiso

Leí una frase hace días que me encantó y, sinceramente, me ha llevado a recapacitar y pensar por un momento qué es lo que deseo hoy en día. 

"Si vieras la recompensa que te espera, entenderías la magnitud de la batalla que ahora peleas."

Estamos acostumbrados a tenerlo todo, a conseguirlo todo con esfuerzo  y dinero (trabajando). Y si no conseguimos lo que nos proponemos o algo sale mal, no importa, buscamos otro objetivo o sustituimos lo que no queremos.

 Y entiendo que ese acto es lo que nos han inculcado hoy en día. Siempre hacemos la comparativa sentimental de... "si este no sale bien búscate otro, ¡hay muchos peces en el mar!". Sin embargo, ¿hasta qué punto acabamos siendo tan egoístas como para buscar otro pez en el mar en vez de alimentar al que tienes en la pecera?

Pongamos un ejemplo, tenemos el deseo de una casa. Trabajamos y ganamos el suficiente dinero como para permitirnos la construcción de la casa de nuestros sueños. Acabamos esa construcción, la amueblamos y ya seremos felices para siempre.

¿Qué no encaja aquí? Tenemos la creencia de que tener una casa es nuestra felicidad; y está claro que tener un techo donde vivir nos proporciona esa seguridad y calidez que necesitamos para sentir una pizca de felicidad que acabará complementándose con muchas otras cosas. El propio hecho de tener la casa de tus sueños no te da la felicidad, pero te complementa a que acabes siéndolo junto a otras cosas.

¿Es justo creer que exactamente esa casa será la que te proporcione la felicidad? Obviamente no. Cualquier otra casa que acabes construyendo tú mismo y consiguiendo con tu esfuerzo acabará haciendo que, al entrar en ella, sientas esa seguridad y bienestar. Y aquí nos adentramos en el "apego", el cual hablaremos en otra entrada.

Por otro lado, el caso del que no acaba construyendo esa casa. ¿Por qué no lo ha hecho si tan feliz le va a hacer? Muchas veces es por miedo a ese potencial que tiene en su interior, en el cual no cree. Nos encontramos ante inseguridades, obstáculos y miedos a creer que no se merecen esa casa; o simplemente porque no han logrado trabajar lo suficiente para conseguir ese dinero que vale su casa de ensueño. En fin, acaban acomodándose en un piso de una habitación y un aseo de 60m2. Se han resignado a que eso es a lo único que consiguen llegar, sin saber, que quizás un esfuerzo más hubiera sido recompensado en un futuro. Son los llamados conformistas, por miedo a lo desconocido.

Por consiguiente, llegamos a la frase anterior. ¿Si supieras que la recompensa es la casa de tus sueños, no intentarías mejorar su estado laboral, no seguirías con la lucha que acarreas en la actualidad?

¿Si supieras quién es el amor de tu vida, dando por hecho que ahí conseguirías felicidad, no lucharías por esa persona?

¿Si supieras que tomar decisiones hoy, aun sabiendo que son dolorosas, acabarán por satisfacer tu bienestar en un futuro, no las tomarías?

Un futuro incierto siempre da miedo. Salir de tu zona de confort da miedo. Lo desconocido da miedo.

Y como dijo Thomas Edison: "No tendremos mejores condiciones en el futuro si nos damos por satisfechos con lo que tenemos en la actualidad".

No tomemos decisiones fáciles. Lo que creemos que vamos a solucionar de esta forma acabará por complicarse, lo que de manera común fraseamos como "pan para hoy y hambre para mañana".

Lo que realmente vale la pena requiere esfuerzo, valentía y compromiso.


Eva Lermas Fernández

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