Te quiero


Te dí un beso en la frente. Te toqué las manos, frías por el invierno. "Mañana vendré a verte" pensé exhausta.

No recordaba ya cuánto tiempo hacía que se encontraba en esta situación.
Le volví a mirar, esta vez su cara reflejaba cansancio. "Vuelve a estar desorientado"

Un intento de levantarse de la cama hizo que despertara de la burbuja donde me hallaba metida desde hacía días.
-¡No hombre! ¡No te levantes!

Ni si quiera me miraba a los ojos. Los suyos, cada vez más blanquecinos, miraban de un lado para otro; sin llegar a un punto fijo.

-Venga, por favor. Acuéstate, tienes que descansar.

Me había acercado con rapidez para poder ayudarle y que sintiera mi apoyo. Sin embargo, su intención no era levantarse.

Pareciera sonámbulo, se quedó inmóvil mirando hacia la ventana. Sentado en la cama, con la espalda corvada, mirando al horizonte... y sonó un chasquido en su boca.

-¿Papá...?

Paralizada, me quedé a su lado unos segundos mientras le miraba fijamente. "Mi padre hacía tiempo que no generaba ningún sonido o palabra que no fueran muecas faciales".

Aquel hombre, que tanto me había dado, movió los labios suavemente.

-... Sabes que te quiero, ¿no?...

Y sonrió. Una leve sonrisa en sus débiles labios. Pero sonrió, e iluminó su mirada por una vez en mucho tiempo.

Apenas se oía un hilo de voz.
Miró hacía el techo y unas lágrimas brotaron de sus ojos, lamiendo tristemente sus mejillas.

"Papá..." No pude aguantar más mi congojo. Mis lágrimas necesitaban salir. Yo necesitaba salir. Necesitaba... "¿Qué necesitaba? Ya había dejado de penar en mí".

Miré al techo también. Al mismo punto donde mi padre se encontraba ensimismado. "¿Qué estará viendo? ¿Qué estará pensando?"

Cuando volví la mirada hacia él, me estaba observando. Tenso, serio.
Notaba su nerviosismo en la mirada, en sus manos temblorosas.

"Otra vez no..."

Le miré, sonriente. Intentado disimular mi tristeza. "Solo ha sido un momento de paz"

-Bueno, vamos a la cama. Acuéstate y tápate bien que hace bastante frío hoy.
Me observaba fijamente mientras le reclinaba y echaba la sábana encima. Sus ojos comenzaron a cerrarse con lentitud.

Le volví a besar la frente...
-¿Quién eres tú?

Le miré con cariño.

"Te perdono papá. Sé, que aunque no me recuerdes, siempre volverás de un momento a otro para decirme te quiero".

Comentarios

Entradas populares