Su melodía


La niña miraba desconsolada a su madre. Con un juguete en la mano se tapaba la cara para no ver las sombras que predominaban en la habitación. Unos gritos retumbaron por toda la casa, y la niña no pudo más que cerrar sus bellos ojos para no ver tal atrocidad. Creía que si no veía lo sucedido, tampoco oiría los gritos de su madre.

Se puso a tocar el piano. Sin mirar atrás. Sin escuchar lo que la rodeaba. Solo tocaba. Solo sentía las teclas suaves y acomodadas bajo sus pequeños dedos. Ese piano era de su madre, la que le enseñó por primera vez a interpretar una bella melodía. Ese piano la recordaba a ella y a toda su existencia.

La niña siguió tocando hasta altas horas de la madrugada. Su cara, en primera persona, enrojecida, con su semblante serio, parecía más bien un retrato que una realidad.

Años después, ya en edad adulta, siguió tocando. Interpretaba esa melodía. Le recordaba a su madre, le estaba sucediendo a ella.

Eva Lermas Fernández

Comentarios

  1. La bella melodía que tapa los gritos de una madre. Es una imagen realmente interesante para un relato más largo.

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