Una soleada lejanía, capítulo 1
CAPÍTULO 1
"Dolor.
Espera. Sufrimiento.
No
comprendo por qué deben suceder de esta manera las cosas.
¿Me
merezco la vida que llevo?
El
Destino, sí.
No
cabe duda que el Destino ordena mi camino y desorganiza mi mente con tal de no
obtener lo que deseo.
Supongo
que mi camino será cualquier otro que el que pretendía en un principio..."
María
dejó a un lado su blog de notas. Lo colocó sobre una piedra con trazas verdes
mohosas que daban un toque salvaje al ambiente. Miró hacia el horizonte y
respiró profundamente. Cerró sus preciosos ojos, aún hinchados por las lágrimas
derramadas, y visualizó el valle. Grandioso. Exuberante. Verdaderamente
hermoso. Este paisaje tenía la energía de apoderarse de ella con tan solo mirar
una mínima parte del mismo.
"No
pienses María. Todo irá bien. Todo saldrá bien."
Intentó
incorporarse entre la verde hierba que la atrapaba cómodamente. Suspiró.
"Quizás
mi cuerpo me esté pidiendo quedarme un rato más sentada junto al árbol. Creo
recordar que es bueno que respire aire puro. Estar en contacto con la
naturaleza me vendrá bien..."
Deseaba
profundamente quedarse allí sentada. Sin moverse. Sin pensar. Sólo escuchando
los pájaros cantar melodiosamente. El arroyo se reía acuosamente, y salpicaba a
todo aquel que se le acercara. La brisa le rozaba el cuerpo, provocando
pequeñas descargas eléctricas. Su piel se erizaba al son del viento que bailaba
de manera lenta pero armoniosa, ladeando las pequeñas hojas que sobresalían de
los arboledos.
Y
aun así, toda aquella belleza que se le aparecía ante sus ojos acababa por
parecerle fría, distante, vacía... sin vida. Como todo aquello que nace, acaba
desapareciendo sin dejar rastro, sin haber dejado huella en su camino. María,
como aquella naturaleza, se sentía distante, vacía, pues había recibido una
carta que había ocasionado un cambio de rumbo en el tránsito de su vida.
Lara Evems
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