La mañana de nunca jamás
¿Estaba segura de que
deseaba hacerlo? Una sensación vertiginosa se avecinaba susurrándome al oído.
Acariciándome el cabello, recogido con una goma, y abrazando mi cuerpo medio
desnudo. Me gritaba silenciosamente que lo hiciera. Un pequeño salto y toda mi
vida desaparecería en unos instantes; acabaría este dolor que siempre me
acompañaba. Que me acunaba todas las noches avecinándome tormentas que nunca
mejorarían. ¿Acaso estaba destinada a saltar por este precipicio desde el principio
de los tiempos? No conocía mi futuro, como tampoco sabía si la determinación
entre realizar o no mi cruel objetivo acabaría por darme bienaventuranzas. Pero
debía actuar, y mis sentimientos no vaticinaban sucesos confortables. Por el
contrario, la idea de volar durante nos segundos, que el aire rozara mi piel
momentos antes de quedar inconsciente me atraía silenciosa y poderosamente. ¿Me
atrevería a hacerlo, a saltar?
Y al instante de
reflexionar sobre mis futuros actos, me abalancé desde el tejado, entristecida
por el negro pasado. Durante los eternos
segundos que permanecí volando por los sueños rotos, recapacité sobre mi vida.
¿Había hecho bien en lanzarme tan precipitadamente a la misma muerte? En aquel
momento mis ojos se abrieron aterrados, pero ya no podía realizar nada. No había
vuelta atrás.
Lara Evems
Comentarios
Publicar un comentario