¿Existe la justicia?

Ayer leí un artículo del periódico “Diario Información” con el que me quedé petrificada. Literalmente: petrificada. No sé cuántos minutos estuve pensando en lo ocurrido. Intentaba abrir un hueco en mi cabecita para admitir o aceptar que un hombre mayor había dejado embarazada a una niña de 12 años. ¿Cómo puede ser esto cierto?
Según se muestra en esta noticia, este hombre fue la pareja sentimental de la abuela de la niña. ¡¡Por Dios!! ¿¿Y qué más?? Ha estado abusando presuntamente de la nieta de su pareja, dejándola embarazada a los 12 años. Pero sólo se percataron de este hecho cuando la niña ya tenía la tripa abultada. ¿Enserio que no se habían dado cuenta? No sé… a mí me huele a chamusquina; una niña que aún no ha crecido físicamente ni tiene desarrollado completamente su aparato reproductor debe notársele rápidamente si su cuerpo está cambiando para dar lugar al embarazo, ¿no?

Opiniones personales aparte, ¿Cómo ha podido abusar un hombre de tal edad con una chica tan joven? No me cabe en la cabeza, por más vueltas que le dé, sinceramente. A pesar de esta triste y desagradable noticia, hemos sabido que han pedido doce años de prisión, además de la manutención del bebé y una indemnización a la familia de la niña. Mira, no todo puede ser tan malo… No apruebo el acto tan horroroso que ha cometido, pero por lo menos, esta vez, se ha hecho justicia (aún veo pocos años).

Por tanto, después de observar esta noticia me pregunté cuántos abusos a menores habían ocurrido durante estos últimos años. Mi asombró fue sobrecogedor. Según la OMS, unos 40 millones de  niños y niñas menores de 15 años son víctimas de malos tratos o abandonos. Otro estudio realizado en Egipto determina que el 37% de los niños son golpeados o amordazados por sus padres. El resultado de un sondeo practicado en 1995 en EE.UU. mostraba que el 5% de los padres y madres encuestados admitió haber recurrido al menos a uno de los métodos siguientes para disciplinar a sus hijos: golpearles con un objeto, propinarles patadas, golpearles o amenazarles con un cuchillo o una pistola. Y por último, investigando en la página de UNICEF, he observado estadísticas estremecedoras; en Sudáfrica se revelan 21.000 casos denunciables por acoso o abusos sexuales, pero sólo 1 de cada 36 casos es denunciado por la familia.
¿Creéis que estas cifras son lógicas? ¿Cómo podemos estar tan habituados a estos actos o “disciplinas”?

Tras haber observado e investigado estas noticias, no me cabe la menor duda que el ser humano es aterrador y monstruoso en muchos aspectos. Somos capaces de estas y más atrocidades con el objetivo de complacernos. En España, por ejemplo, el abuso infantil es un gran tabú; según la experta Margarita  García Marqués, psicóloga y fundadora de la Asociación para la Sanación y Prevención de Abusos Sexuales en la Infancia (ASPASI), en nuestro país hay que mejorar el “alarmismo malsano”, es decir, normalizar este serio problema, porque puede generar (o ya genera en muchos casos) rechazo en la sociedad.

¿Podremos en algún momento acabar con estos abusos a menores? Tenemos muchos expertos e investigadores que nos aportan estadísticas alarmantes, y aun así, no proponemos nada eficaz para remediarlo. Con unas campañas emitidas en la televisión contra el maltrato infantil no solucionaremos el problema. Si ocultarse o no destapar estos delitos es la solución que proponemos, tanto la víctima como la familia, no advertiremos la bajada de estos porcentajes tan preocupantes jamás.


¿Estáis dispuestos a permitir tales sucesos? Entre todos podremos solucionarlo.

Lara Evems 

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