Solitaria compañía
Disfrutaba
de su compañía, aunque para ello tuviera que abandonar mis principios.
Mi familia comenzó a notar mi ausencia, mientras que yo necesitaba todavía más
la sensación que ella me producía. Ante mi soledad, siempre recurría en su
búsqueda, ayudándome como nadie, cambiándome como persona.
Nadie
me entendía. Me cuestionaban los actos que cometía. ¿Y qué? Si lo que importa
es madurar; mi realidad era SU realidad; y mi vida se había unido a la suya.
No
necesitaba nada más. No pretendía infravalorar a nadie, tampoco opinar sobre
las conductas de nadie. Simplemente deseaba que me dejaran con mi mejor amiga.
Al
cabo del tiempo acabó convirtiéndose en mi gran amor. No supe ni cómo ocurrió;
el tiempo voló ante mis declaraciones. Ella me hacía sentir bien, hasta cierto
punto.
Mi
familia acabó olvidándome; dejaron de preocuparse por mi existencia.
Tampoco
me importaba… Ella era lo que necesitaba, era mi sustento principal.
Pasaron
los años. Y observé el cambio. Mi gran amor se convirtió en alguien egoísta y
obsesiva. Me perseguía allá donde fuera, sintiéndome realmente perdido y solo
entre la multitud. La sociedad no me aceptaba; y mi familia había desaparecido.
Ahora
permanezco frío e impasible ante una hoguera que solo alcanza a calentar mis
manos. Ni siquiera un abrigo cubre mi piel medio desnuda a causa de los empeños
que realizaba para disfrutar de su compañía. No tenía absolutamente nada...
¿Debía
pedir ayuda? ¿Mi familia aún estaría esperándome? o en realidad habría sido yo
quien los había alejado.
Mi adicción a las drogas ya había alcanzado un límite;
había llegado a su fin.
Comentarios
Publicar un comentario