Segundas vivencias

No se mantenía en pie. No soportaba más el cansancio que le provocaba la huida. Pero debía seguir adelante. Un hombre la perseguía tenazmente con sus manos manchadas de sangre. Fluido carmesí que pertenecía al cuerpo de otra persona.

No podía llorar.

No tenía la capacidad corporal de realizar ningún gesto que no fuera correr. Escaparse. Sin embargo, aquel hombre siempre le encontraba. Se escondiera o corriera lo que pudiera, aquella cosa siempre estaría persiguiéndole: acompañándole como si fuera una sombra.

Sabía que huir no era la solución. Sus actos, al igual que su sombra, acabarían por rozar su alma. Sus asesinatos nunca podrían desaparecer; por más que se marchara, los recuerdos siempre le acompañarían.

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Sintiendo el placer de hundir el cuchillo en su víctima, el asesino se acercó a su persona. Sigilosamente, se aproximó hacia ésta con un trapo en la mano. Se lo colocó forzosamente en la boca, convirtiéndola en un futuro cuerpo sin movimiento.

Desnudándola, rozó su preciada piel morena. Pensó multitud de veces qué podría hacer con ese cuerpo hermoso, el cual le producía espasmos con solo mirarlo.

Estaba decidido, antes de asesinarla debería satisfacerse a sí mismo.


Cuando la miró por última vez, su cara palideció como la muerte: observó un cambio en el aspecto de su víctima. No era la mujer a la que había raptado; se contemplaba  a sí mismo, su rostro, en un cuerpo sin vida. Cuerpo al había realizado todo tipo de atrocidades.   

Lara Evems



Un sueño -
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DreamerDevil

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