Ilusión de esperanza

Larry y Ben habían sido idénticos desde su nacimiento. No eran hermanos de sangre, aunque, ciertamente, se identificaban como ello. Uno moreno con piel oscura, otro rubio con una tez blanquecina, parecían dos personajes televisivos realizando travesuras. A pesar de su diferencia racial, estos dos jovenzuelos no entendían el por qué de la desigualdad étnica.

¡Se parecían en tantos rasgos intelectuales! Ambos eran estudiantes del colegio de la aldea. Siendo de los más inteligentes de la clase, Larry y Ben aportaban sus ideas y colaboraban con las actividades escolares. Podría decirse que eran almas gemelas.

Pero un día Ben descubrió una carta dirigida a sus padres. Optó por no leerla, puesto que no era para él. Pero la curiosidad tuvo un poder inmenso sobre sus actos; acabó abriendo aquel sobre pálido con el nombre de sus padres en bolígrafo azul.

Tienes 24 horas para pagar. En el caso contrario, tu hijo sufrirá las consecuencias.

El terror dominó la musculatura de nuestro joven Ben. No quería que sus padres sufriesen; no deseaba separarse de su mejor amigo Larry. Pero no tenía otra opción que huir.

Pudo reaccionar brevemente antes de su marcha, soltando aquella dichosa carta en la puerta de su casa. Tal escrito cayó sutilmente al suelo, abanicando el aire lenta y dolorosamente, como si de una pluma se tratase. Quedando, por tanto, abandonada en un lugar oculto de la entrada.

Sin perder el tiempo, Ben avisó a su querido amigo para poder despedirse antes de su marcha. Debería, por otra parte, escribir una carta a sus padres con la que explicar su causa.
Y una vez realizada su tarea, desapareció.

Todos buscaron al pequeño Ben. Muchos otros creyeron en su muerte antes de lo previsto. Larry, por su parte, siempre confió en la esperanza de volverlo a ver.

Aquella aldea lloró su pérdida; aunque su cuerpo nunca fue encontrado. No volvieron a ver su sonrisa perfecta, excepto Larry, quien distinguió su piel oscura y aquella alegría tan similar a la suya entre el colectivo de su búsqueda.

El castillo de sus ilusiones se ha venido sin estrépito,
sin dejar rastro, se ha esfumado como un sueño;
y él ni siquiera se percata de que ha estado soñando.

Dostoievski.

Lara Evems

Un sueño -
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DreamerDevil

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