Así soy, y así me ofrezco

Ya ha pasado otro año más. Un año lleno de desilusión, de tormentas, pero a la vez repleto de ternura y nuevas amistades. No puedo describir la felicidad que produce la Nochevieja como último día del año, pues no siento amor en mi interior. Solo pretendo emplear mis únicas fuerzas para que el próximo año se encuentre lleno de alegrías, de mejoras personales; que los objetivos y metas se cumplan. Solo deseo que la felicidad abunde en los corazones de quienes lo merecen; y la suerte predomine en sus vidas.

Las celebraciones de estas fechas, estos años atrás, siempre habían sido gloriosas. Risas y alegrías sobresalían de nuestros cuerpos, aparecían apresuradamente como el burbujeo efervescente. Este año no lo es, ni tampoco voy a mentir alegrando la cara a quienes no lo merecen; prefiero que me acepten tal y como soy, con mis vivencias y tormentas. Con mis cambios de humor, con mis ilusiones y pesadillas. Quien esté en todos esos momentos conmigo, le concederé la oportunidad de “desnudar” abiertamente mi alma. No habrá tristeza para quienes me entiendan y me apoyen; como tampoco habrá egoísmo ni convencionalismos. A diferencia de los que nos rodean, le aportaré en su vida felicidad, risas, confianza y sobre todo: AMISTAD.


Así soy, y así me ofrezco.


Porque... ¿no consiste en eso el espíritu de la Navidad?

Lara Evems

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